jueves, 15 de abril de 2010

¿Amor o venganza?

¿Qué ha pasado?

¿Dónde estoy?

Noto algo frío a mi lado... ¡joder! ¡Es Abey!
Sus ojos, ¿por qué me miran tan fijamente? ¿por qué no se mueve?
No... no... su cuello... está...

¡¿Cómo he llegado a esto?!

Espera, tranquilízate Mike. Puede que esto sólo sea un sueño, si intento recordar qué ha pasado seguro que nada tiene sentido. Seguro que es un sueño...
¿Eso pegajoso entre mis manos?... ¡sangre! ¡Dios santo! ¿Tengo una herida enorme en el estómago? ¿Por qué no me duele? Está claro que esto es un sueño, ... aunque... un momento, si, creo que comienzo a recordar...

...

Noche cerrada en el parque cercano a nuestro piso. Paseábamos cogidos de la mano. Abey disfrutaba con estas caminatas nocturnas, aunque a mi no me hacían mucha gracia. Siempre he sido un poco miedoso, y pasear por un parque a altas horas de la noche no es algo agradable para una persona asustadiza.

Recuerdo escuchar gritos de júbilo. Recuerdo como apreté la mano de Abey para acelerar el paso. Recuerdo como un grupo de cinco... no, seis chicos nos rodeaba.
Algunos tenían navajas, otros, palos cogidos de una obra cercana o algún sitio similar.
Recuerdo como mi voz se perdía en mi garganta. No fui capaz de articular palabra.
Sin embargo, Abey, tan valiente como siempre les hizo frente. Pobrecilla, pensar que unos años aprendiendo kárate la salvarían de un grupo como este...

El cabecilla de la banda le dijo a Abey que sólo tenía que ser un poco cariñosa con él, y que luego nos dejarían irnos. ¿Por qué tenía que pasarnos estos a nosotros? Todo nos iba tan bien desde que nos habíamos ido a vivir juntos unos meses atrás...

Abey se movió con una agilidad que ni yo conocía y golpeó al chico con una patada en la entrepierna, mientras con el puño le rompía la nariz al que tenía a su derecha.
¡Corre! Fueron sus palabras. Pero no pude. Mi cuerpo no respondía a mis órdenes, y por mucho que quisiese correr, me sentía como un espantapájaros que únicamente puede observar lo que sucede a su alrededor.

Ella se paró. Me miró a los ojos y vino a por mi. Cuando podía haber escapado, se paró para venir a por mi...
Pero el resto de chicos no le dio una segunda oportunidad y esta vez pese a recibir varios golpes, consiguieron inmovilizarla en el suelo.

Estaba congelado. Sólo podía mirar como desgarraban su ropa sin poder hacer nada. Parecía una película, algo irreal que sólo ocurre en tus peores pesadillas. En esas en las que sólo puedes mirar mientras tus miedos internos se hacen realidad.

Intenté gritar, pedir ayuda. Pero de mi boca únicamente salió un grito ahogado que uno de los chicos se encargó de que no fuese a más desgarrando mi estómago con su navaja.
Caí al suelo con mis manos intentando cerrar la herida de la que manaba abundante sangre, pero sin apartar la vista del grotesco espectáculo.
Mis oídos... lo más terrible es que parece que mi cerebro se bloqueó y decidió suprimir mi capacidad auditiva, o tal vez, los gritos de Abey desconectaron algún interruptor en mi cabeza, que hizo que todo se volviese mudo y en blanco y negro.
Y lo que es peor, todo sucedió a cámara lenta.

Uno tras otro, los chicos la usaron en sus depravados juegos sexuales. El cabecilla intentó uno demasiado arriesgado, que terminó con su miembro viril amputado. Preso del dolor, aulló mientras se revolcaba en el suelo. Parecía que su fiesta había terminado. El de la nariz rota agarro la cabeza de Abey haciéndola girar ciento ochenta grados.

Ese sonido... ese sonido si que llegó a mis oídos. Es más, taladró mi mente y mi corazón, pues sabía que todo había terminado y que por fin el telón de la vida se cerraba para mi.


...

Pero aún sigo aquí.

Intento ponerme en pie y lo consigo sin mayor dificultad, aunque en el movimiento siento como mis intestinos caen de mi estómago y chocan con mis pies al tocar el suelo.

No siento dolor.

Ahora mismo sólo necesito hacer una cosa.

Recuerdo la cara de esos cabrones. Nunca podré olvidarla, como nunca podré olvidar esta noche ni a Abey. Recuerdo sus gritos de placer mientras violaban a la persona que más he querido en mi vida. ¿Por qué no hice nada para evitarlo?

Ahora mismo sólo puedo hacer una cosa.

La muerte no es nada comparado con lo que tengo pensado. El dolor y el sufrimiento serán mis aliados en esta empresa. Los cazaré como animales, uno por uno, para que sepan que su fin está cercano y que hay alguien que nunca olvidará lo que hicieron.

Juro que no descansaré hasta que me supliquen piedad... no, hasta que me supliquen que acabe con ellos. Porque en ese momento, comprenderán que sólo habrá comenzado mi venganza...



Aquí tenéis otro de mis relatos rescatado de mi antiguo blog Witchcraft Tales, que escribí en Octubre de 2007.
¿Qué os parece? Personalmente creo que el final flojea un poco ahora que lo releo...

1 comentario:

  1. Sí, es cierto, porque el relato es muy duro y al final no he visto ninguna pista de cómo piensa vengarse. Creo que es eso lo que le falta. Por lo demás, el relato me ha gustado.

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