Durante toda su existencia había sido temido y respetado. Sus garras y colmillos siempre habían cumplido su trabajo y víctima tras víctima, todas gritaron de pavor al contemplarlo. Pero esta era completamente distinta. Algo en su mirada denotaba que guardaba un secreto muy oscuro en su interior, y eso le provocaba un pavor irracional. Cada noche la contemplaba a través de las puertas entreabiertas con la esperanza de alcanzar el valor para abalanzarse sobre ella y devorarla. Sin embargo, nunca se atrevía a salir del armario. Esa niña sabía que él estaba ahí, y eso era lo que más miedo le daba.
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Esta semana os traigo un relato que escribí hace unas semanas con intención de presentarlo al II Premio Internacional de Microrrelatos Museo de la Palabra, pero que finalmente se quedó en el tintero porque escribí y presenté otros que me gustaban más.
Supongo que hay algo en él que no termina de gustarme, pese a que la idea que lo originó me sigue pareciendo buena...
Niña prevenida vale por dos.
ResponderEliminarUn saludo
A mí me ha parecido muy original, que conste.
ResponderEliminarGracias por los comentarios ;)
ResponderEliminarTorcuato: Sin duda alguna, jejeje.
Miguel: Me alegro que te haya gustado.