También era raro el hecho de que mis tíos se hubiesen presentado en casa sin previo aviso con esas caras tan tristes. Mi tía no hacía más que abrazarme mientras me decía que no me preocupara, que todo iba a salir bien, pero, ¿qué había salido mal? ¿Y por qué tenía que ponerme ese estúpido traje negro? O lo más extraño, si el viaje en avión de mis padres duraba sólo una hora, ¿por qué no habían llegado a casa todavía?
Este relato lo escribí la semana pasada para el concurso de Relatos en Cadena partiendo de la última frase del relato ganador de Acuática (que por cierto podéis escuchar aquí).
Como ya supondréis, no he ganado, pues el resultado de esta semana lo han emitido esta mañana y nuevamente no he estado entre los afortunados, pero no os preocupéis, que yo no me desanimo fácilmente :P
Esta bastante bien pero el final pierde fuelle...
ResponderEliminarDemasiado obvio hay que dejar mas a la imaginación de lector.
Un saludo
A mi me gusta, no es tan cerrado, a mi se me ocurren muchas posibilidades y no sólo lo obvio. Hay que saber mirar más allá, puede que creas que te dan las cosas cerradas pero eso sólo depende de ti mismo en muchos casos :)
ResponderEliminarÁnimo, que ya verás como alguna semana te llevas en gato al agua :)